miércoles, 23 de mayo de 2018

La posibilidad de errar mucho

Entre la posibilidad de acertar mucho, existente
en la matemática, y la posibilidad de errar mucho,
que existe en la escritura (errar de errante, de caminar
más o menos sin una meta) opté instintivamente
por la segunda. Escribo porque perdí el mapa.

Gonçalo Tavares, El mapa

jueves, 17 de mayo de 2018

La verdadera vida de los hombres

«Entretanto, la vida seguía adelante; la verdadera vida de los hombres, con sus intereses sustanciales de salud y enfermedad, de trabajo y descanso; con sus inquietudes intelectuales por la ciencia, la poesía y la música, el amor, la amistad, el odio, las pasiones. Esa vida seguía como siempre, independientemente y al margen de la amistad política o de la hostilidad hacia Napoleón Bonaparte y de todas las reformas posibles.»

Lev Tolstoi, Guerra y paz

domingo, 13 de mayo de 2018

¿Cuántas veces más mirarás salir la luna llena?

«La muerte está siempre en camino, pero el hecho de que no sepamos cuándo llega parece suprimir la finitud de la vida. Lo que tanto odiamos es esa precisión terrible. Pero como no sabemos, llegamos a pensar que la vida es un pozo inagotable. Sin embargo, todas las cosas ocurren sólo un cierto número de veces, en realidad muy pocas. ¿Cuántas veces recordarás cierta tarde de tu infancia, una tarde que es parte tan entrañable de tu ser que no puedes concebir siquiera tu vida sin ella? Quizá cuatro o cinco veces más. Quizá ni eso. ¿Cuántas veces más mirarás salir la luna llena? Quizás veinte. Y, sin embargo, todo parece ilimitado.»

Paul Bowles, El cielo protector

viernes, 4 de mayo de 2018

Un tiempo de dos velocidades

«Esa noche, mientras trabajaba en la puerta del bar, se entretuvo en pensar en un tiempo de dos velocidades, uno era muy lento y las personas y los objetos se movían en este tiempo de forma casi imperceptible, el otro era muy rápido y todo, hasta las cosas inertes, centelleaban de velocidad. El primero se llamaba Paraíso, el segundo Infierno, y lo único que deseaba Archimboldi era no vivir jamás en ninguno de los dos.»

Roberto Bolaño, 2666